Este periodo es vivificante. No dejo de cruzarme con un conjunto de iniciativas estimulantes, a pesar de que el encadenamiento rápido entre ellas no siempre deja el tiempo para poder medir completamente la importancia de cada una.

Después del encuentro de Guérande, la Universidad internacional Tierra Ciudadana (UITC) pudo participar a un encuentro en Bolivia sobre los comunes, organizado por la fundación Solón, los 21 y 22 de noviembre : “Bienes comunes y nuevos paradigmas de civilización”. Los soportes de presentación y los vídeos están disponibles en el sitio web de la fundación.

El universo de los comunes tiene raíces profundas en los países de la Pachamama, de la Madre Tierra y del Sumaj Kawsay, el buen vivir. Una ocasión para descubrir múltiples experiencias, en particular la cooperativa venezolana Cecosesola, fundada en 1967 y que reagrupa 50 organizaciones, 20 000 miembros, entre los cuales 1200 trabajadores; o también la red brasileña Fora do Eixo, inicialmente una red de artistas convertidos hoy en una universidad libre, un banco, un partido político y un medio de comunicación.

El encuentro incluía un segmento sobre los bienes comunes del conocimiento, esos bienes que no se dividen, al contrario, se multiplican compartiéndose: desafío de los creative commons, desafío de la producción de conocimientos y de las prácticas y sabidurías en modo abierto...

Todo eso entra en resonancia con, por ejemplo, el trabajo en Ecuador animado por Michel Bauwens, o la alocución de Ricardo Petrella acerca de  “cómo pensar la gestión de los bienes comunes para todos ?”  en el coloquio “Pensar y construir nuevas referencias para concebir las políticas económicas de mañana”  y organizado por el ministerio de economía y de las finanzas de Francia, o a su vez la reciente publicación, en ese mismo país, del libro de David Bollier, “El renacimiento de los comunes”, en la editorial Charles Leopold Mayer.

Mas ampliamente, estos encuentros se sitúan desde la acción, y por mi parte los enlazaría a tres iniciativas que apuntan también a esa reflexión de manera simple: el lanzamiento de una sesión piloto de la formación “Pensar-Actuar en complejidad” desarrollada por la UiTC y con una duración de dos días en modo presencial en la ciudad de Toulouse; la observación del trabajo a cargo de la fundación Ciencias Ciudadanas acerca de la investigación participativa; la inmersión en los polos territoriales de la cooperación económica como en La Serre o en la dinámica de los reconocidos Fablabs – Fabrication Laboratories como lo es Artilect.

Estas incursiones en las comunidades del libre acceso llaman a proponer el concepto de Open SocialWare. Las comunidades Open Source en informática, dando nacimiento a proyectos como Open Hardware, Arduino o Wikispeed. La idea es tratar de sumar los desafíos sociales de envergadura a los desafíos tecnológicos en la concepción compartida de un producto cuya finalidad es en primer lugar la solidaridad. La Voie Bleue nace después de 3 años de incubación por la asociación Plancton e Innovación, y se aferra a la concepción abierta de aparatos de producción doméstica de spirulina, para permitir a cada uno de alimentarse de forma autónoma y con un bien alimenticio de gran calidad.

Para concluir este editorial, tejido de “entre-lagos” y volviendo al título propuesto, nos  podemos preguntar cual es el denominador común acerca de lq temática de los bienes comunes. Son acaso “bienes”, objetos externos que tenemos que proteger para asegurar nuestra existencia ? O nuestra capacidad en “hacer en común”, es decir en cultivar la cooperación hacia las responsabilidades destinadas para las futuras generaciones ? Edgar Morin nos dice que estamos en la prehistoria de la humanidad ; muchas aptitudes faltan por trabajar y desarrollar para vivir bien y juntos, entre seres humanos. La época del far west sin límite es pasado; el lujo de la cooperación, del respeto y de la solidaridad también se ha vuelto necesidad. ¿Reconocer aquello, colectivamente, no es acaso un desafío ? Hay una gran ventaja en ver ese lujo como una necesidad, aunque nos lleve en el campo reducido de la sobrevivencia: el de reconciliar el interés general y el interés individual. Etapa necesaria, quizás, para caminar desde una cultura del miedo, dominado por los intereses privados, hacia una cultura de la confianza llevado por ese interés general que coincide con el interés individual.

Georges Garcia
Miembro de la UiTC y portador del proyecto “La Voie Bleue - hacer de la spirulina y de las microalgas un alimento para todos”