El manejo forestal comunitario desarrollado como modelo, mediante la implementación de las concesiones forestales comunitarias en la Reserva de Bisofera Maya (RBM), ha demostrado ser uno de los mecanismos más efectivos para conservar el patrimonio natural y cultural de Guatemala en América Central.

Llegar a ello significó una lucha comunitaria que perdura hoy. A pesar de sus bondades demostradas a todas luces, este modelo ha encontrado durante su desarrollo una serie de actores que hacen su mayor esfuerzo por difamarlo.

Pese a ello, continúa demostrando que las comunidades locales son las mejores aliadas para compatibilizar los objetivos de conservación de la biodiversidad y el combate a la pobreza. Ellos han podido demostrar que si se fortalecen el establecimiento de normas, se reconocen las formas organizativas de base comunitaria y se brindan oportunidades de toma de decisión conjunta se puede contribuir a una mejor gobernanza de los recursos naturales.